Jun
08
2011

Un día en la feria del libro de Madrid



Visitar la feria del libro de Madrid es una costumbre que tengo desde que vine a vivir a esta provincia, hace ya 11 años. No siempre compro, no siempre acompaña el tiempo, no siempre puedo hacer hueco con facilidad, pero por el momento, no he fallado ni un año.

Me encanta mirar qué libros ojea cada persona, tratar de descubrir sus gustos o aficiones, los libros que ya ha leído y los siguientes que debería leer. En esta feria, los lectores resultan tan interesantes como los libros.

También me gusta dejarme aconsejar, casi a ciegas. Durante todo el año, soy yo el que decide, el que busca, el que analiza y sopesa qué libros comprar y cuáles leer. En la feria del libro, se presenta la oportunidad de contactar con múltiples libreros en el mismo día y en el mismo lugar y os aseguro que no hay mejores lectores que ellos: es su negocio. Aprovecho la oportunidad y me pongo en sus manos.

Fui el sábado pasado, día 4, aproximadamente a las 11 de la mañana. Llevo una lista de compras previstas, pero ningún año la sigo a rajatabla: aunque no es intencionado, ya forma parte del ritual.

 

Ambiente general de la feria

 

Hay buen ambiente. Tras una ojeada general a las primeras casetas, avanzo y descubro una larga cola pese a ser relativamente temprano. Estaba firmando Lena Valenti. Reconozco que no sabía quién era. Es otro de los beneficios de la feria: te da un buen baño de humildad con respecto a lo que sabes o crees saber del mundo del libro.

 

 

Lena Valenti, autora de la saga Vanir

 

Continuamos, todavía sin compras, y alcanzamos la larga marcha. Creo que en todos los años que llevo visitando la feria, es la cola de espera más larga que he visto, junto a la que de Ibáñez (el dibujante de Mortadelo y Filemón). El autor por el que cientos de personas esperan es Vargas Llosa.

 

Un autor que comienza...

Es la primera vez que lo veo en persona. Resulta mucho más anciano de lo que la televisión o las imágenes de los periódicos muestran. Es emocionante ver a alguien que lleva resonando en nuestra cultura tantos años, aunque hubiera cambiado cien veces esa emoción por la oportunidad de ver a Ana María Matute.

 

Un "dummie" muy simpático

Hay bastante publicidad en vivo, desde el “dummie” de la foto anterior a chicas sobre patines que reparten marcapáginas, romanos con armaduras que tienen pinta de dar bastante calor, un montaraz huraño… La feria late y el tiempo acompaña.

 

Exposición de cómics

En la carpa de la Comunidad de Madrid se exponen algunas páginas de dibujantes de cómic. Parece que por fin se empieza a reconocer este género, o se le da un tratamiento más serio que hace unos años, aunque la imagen siguiente parece desmentirlo:

 

Divertido homenaje a Mignola

Este año también tenía pensado orientar las compras al cómic. Tengo un “backlist” de novelas en Kindle (y fuera de él) suficiente para un par de años. No tiene sentido comprar más, por el momento. Pero no tengo muchos cómics en cartera, y es un género que no domino y he tenido abandonado muchos años.

Ahora, con el poquísimo tiempo para leer, utilizo los cómics  como chutes rápidos de literatura y arte: pueden tomarse en casi cualquier momento, y te revitalizan al instante.

 

Me dejo guiar por los libreros y compro “Magasin Général“, de Loisel & Tripp, así como “El invierno del dibujante“, de Paco Roca, además de un par de títulos de mi lista.

Tras unas cuantas casetas abarrotadas (la gente ya rebosa en la feria), veo una cola minúscula en Madrid Cómics. Es Paco Roca.

 

Paco Roca en acción

No sé si cortarme las venas, porque ya llevo un libro suyo. Al final, hago lo único que puedo hacer: me pongo a la cola y compro otro (Arrugas) para que lo “firme”. Lo genial de los dibujantes es que crear una pequeña obra de arte personal en cada libro que firman. No hay dos iguales, a diferencia de la firma que hace un escritor.

Aunque traté de impedirlo (¡lo juro!), Paco tiene el gran detalle de coger también el otro libro y dedicármelo. La gente de Madrid Cómics no puso pegas, cosa que agradecí: han ganado un cliente fuera de feria.

 

Lo que se consigue en unos segundos con mucho talento

 

Hora de comer. No acabo de entender por qué se cierran las casetas al mediodía, cortanto toda actividad comercial y perdiendo ventas, pero es lo que hay.

 

El Retiro sigue siendo una maravilla que merece la pena conocer

A la vuelta, aprovechamos para navegar en el barquito del lago (movido por energía solar) mientras seguimos esperando a que abran las casetas…

 

Una Targaryen en vuelo

 

Escucho una animada conversación sobre GRRM y el retraso del famoso quinto libro entre un librero y una chica con camiseta Targaryen. Sospecho que esta charla tiene lugar en todas las ferias de libros del mundo.

Tras una última exploración y un par de compras más, terminamos la jornada. Un día casi redondo, si las niñas hubieran aguantado hasta tarde, pues Ana María Matute firmaba a última hora de la tarde.

 

Resumen de compras del día

 

Si me lo permitís, os recomiendo que visitéis la feria del libro antes de que termine. No por los descuentos, no porque no se puedan conseguir con facilidad los mismos libros días después en todas las librerías, ni por los autores que firman o dan charlas, sino porque la feria del libro es el único evento que conozco en el que lectores de todas las edades, condiciones, gustos, presupuestos y tendencias, coinciden para celebrar su pasión por los libros.

Celebra tu fiesta. Y lee más libros.

 

 


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