Jul
18
2012

Gracias, Martin



En el año 2000 leí Juego de Tronos por primera vez, cuando todavía era (al menos en nuestro país) un pequeño secreto que corría de boca en boca, de aficionado a aficionado, sin el respaldo masivo del cine y las grandes campañas publicitarias.

Hacia la mitad de su lectura decidí comprar el segundo volumen de la saga, Choque de Reyes. El tercero (Tormenta de Espadas) todavía no se había publicado. Por aquella época, si no engañan las fechas que he visto en algunas entrevistas, Alejo Cuervo también descubría los libros y se hacía con los derechos en español por unos 4000 €.

Pocas veces mi instinto lector me ha advertido de lo que tenía entre manos con tanta claridad como entonces. Tanto fue así que me hizo entrar de lleno en el oleaginoso (y extremadamente caro) océano de las ediciones de coleccionista. Meisha Merlin era la editorial encargada de transformar los libros de la saga en auténticas obras de arte, limitadas.

Luego vino Tormenta de espadas, casi de seguido. Apenas tuve que esperar para leerla. Magnífica. La saga no podía gozar de mejor salud.

Y entonces llegó la primera Gran Espera.

Seguí adquiriendo primera ediciones de Juego de Tronos, el juego de cartas, los ARCs, etc. Mike S. Miller fue el primer artista encargado de poner oficialmente imágenes a la saga. Compré en aquellos años la litografía de La batalla del Tridente que cuelga en mi despacho.

Llegaron los hermanos Dabel (de los que la mayoría ha tenido la suerte de no oír hablar) con su adaptación al cómic de The Hedge Knight (El caballero errante), que me costó más en gastos de envío que de compra. Llegó el segundo volumen de Legends, con el relato corto The Sworn Sword escrito por Martin. No era un mal relato, pero en aquel momento lo aborrecí por distraer a GRRM de la que yo entendía que era su tarea principal, terminar la saga.

Pasaron los años. Martin sacó más títulos dentro de Wild Cards;  los hermanos Dabel también me fallaron. Jamás recibí un calendario de la saga que sí pagué.

Aburrido de esperar a Festín de Cuervos, leí los mismos libros que el propio GRRM (y que contaba en su poco actualizado blog), además de otros de sus textos: Sandkings, que sigo considerando el mejor cuento de fantasía que conozco (fuera de Borges, frente al que no se admiten escalas). Los geniales Viajes de Tuf. Compré más primeras ediciones de otras novelas, de otros libros. La espera dio tiempo a mucho.

Y en 2005 ocurrieron dos cosas.

La primera: Martin anunció el Gran Cambio de Planes. La catástrofe. Había calculado mal. Se le había ido de las manos el tamaño de la historia. Tenía que rehacer gran parte del libro porque había sobrepasado el tamaño de lo publicable.

Hizo lo impensable, una decisión sobre la que sigue habiendo violentos debates: decidió dividir el libro en dos, eliminando del cuarto libro la mitad de las tramas. No dijo quién caería en el olvido durante otros cuantos años.

La segunda: pasados unos meses, también en 2005, llegó Festín de cuervos.

Y con él uno de los mayores enfados que he tenido como lector.

No sólo dejaba la mitad de las historias sin contar (lo que ya sabía aunque no aceptaba) sino que la mayoría de las que contaba eran para mí las menos interesantes. Y eso sin hablar del contenido, que fue una terrible decepción.

¿Dónde estaba el ritmo vertiginoso de Tormenta de Espadas? ¿Dónde estaba el mamotreto pasapáginas? ¡Aquello era una basura! Incluso sabía de dónde habían surgido muchas de las escenas de Festín: de los libros que Martin había recomendado en su blog y que yo, incauto, también había leído (un consejo de amigo que no habéis solicitado: no leáis nunca los textos con los que se documenta un autor antes de leer su libro).

¿Para esto tantos años?

En esa época la saga ya había despuntado. Festín de Cuervos, la cuarta novela de una saga de fantasía con miles de páginas a sus espaldas, debutaba como número 1 en las listas de bestsellers del New York Times. Pocos autores de género han logrado esto antes. Estuvo nominada a muchos premios, algo que no entendía. (Malditos fans, pensé, que votan sin más, aunque el libro sea tan malo como éste).

Los foros hervían. Martin había perdido el norte. Se le había ido de las manos. Nos había traicionado. Se había vendido al mercado. Pretendía alargar la serie sin sentido para seguir viviendo a cuerpo de rey, viajando sin dar chapa.

Por suerte, tenía casi terminado el quinto libro, Danza de dragones. Muchas de las tramas estaban concluidas y otras quedaban por retocar. Era 2005.

El tiempo siguió corriendo, inexorable. Me uní a la Hermandad Sin Banderas, e hicimos un regalo a Martin que creo que le llegó al alma (y del que prefiero no hablar).

Meisha Merlin desapareció, dejando la edición de coleccionista colgada en el segundo volumen (ilustrado por John Howe). Los subscriptores tuvimos que buscarnos la vida para poder seguir el paso de la edición y la adquisición de derechos por parte de Subterranean Press.

Mientras que Meisha Merlin tardó años con cada libro, Subterrranean Press fue rapidísima publicando la edición de coleccionista de Tormenta de Espadas. Pero por decisión propia cambió en tamaño y formato con respecto a los dos libros anteriores (los de Meisha Merlin), rompiendo con la estética de la colección. Hubo mucho revuelo.

Mientras, Martin seguía acudiendo a convenciones, publicando en su blog que había vitoreado tal o cual partido de rubgy, que había visto una película o leído un libro. ¿En serio? ¿No se daba cuenta de que nos estaba haciendo perder el tiempo con esas chorradas?…

La mayoría de los que estáis leyendo esto os subís a la saga en este preciso instante de la narración. No os suena mucho de lo que os he estado hablando. Es casi parte de la prehistoria, una época remota cuyos detalles no nos interesan demasiado, porque no nos afectan.

La inmensa mayoría de los lectores de la saga entran en ella en el largo intervalo de casi siete años entre Festín y Danza. En este tiempo, la saga se termina de traducir al español, la edición de coleccionista de Subterranean Press está al día (sólo quedaba por publicar Festín).

Todo está tranquilo: todos estamos esperando a Danza.

Los años pasaron, las vicisitudes siguieron, GRRM continuó con sus periplos, con sus cursos a aprendices de escritores, leyendo y viendo la tele. Incluso jugando al rol con sus amigos. Me respondió a un email. Tuve a mis dos hijas.

Siete años dan para mucho.

Veo entonces en muchos lectores la misma ansiedad, el mismo nerviosismo por cada paso que Martin da y que no lo lleva en pos de concluir la saga. Cada escarceo fuera de Danza es jaleado como un ultraje. Me es familiar.

El 27 de abril de 2011, Martin anuncia que había terminado de escribir Danza de Dragones. Ya sólo queda el paso editorial de corregir e imprimir. Me hice con unos fabulosos resúmenes de los libros previos. No tenía tiempo de volver a leer la saga completamente.

Muchas cosas se me habían olvidado. Algunas, sospecho que nunca las tuve claras en el caos de nombres y escenarios. Otras me sorprendieron tanto que decidí releer sus capítulos correspondientes. Festín de Cuervos era el libro del que más había olvidado: sus capítulos me dejaron ahora un sabor excelente, que sé que no estuvo allí la primera vez que los leí.

Llegó la serie de televisión. Más devaneos de Martin como guionista, más tiempo empleado en localizaciones, más información dispersa y rumorología…

Once años después de Tormenta de espadas, Danza vio la luz.

Y yo también.

Danza de dragones es un libro fabuloso. Con partes mejorables (como todos) y partes sublimes (como pocos). Es posible que mi reseña fuera la primera que se hizo en español y está desde que la publiqué entre las entradas más visitadas de mi blog.

Incluso la traducción al castellano no ha estado exenta de polémica ni retraso. Los fans españoles ya saben lo que es sufrir.

Muchos lectores abren estos días por primera vez las páginas de Danza de dragones y no encuentran allí la segunda parte de Tormenta de espadas. Quizá ven la segunda parte de Festín de cuervos, mezclada con Choque de Reyes. Hay tramas que quitarían, porque prefieren otras; hay secciones enteras que eliminarían, porque están de relleno, porque no avanzan la historia. Este POV no les convence. Este otro debería aparecer más. Cersei es espectacular como POV, la trama de Bran es preciosa, Hediondo es simplemente descomunal… Revuelo, rabia, entusiasmo, frustración, alegría y tristeza. Un abanico de emociones, al fin y al cabo, que casi ningún otro es capaz de producir.

Estoy convencido que seguirán el mismo periplo que he seguido yo. Cuando dentro de un tiempo relean algunas partes de Festín, verán que, mágicamente, ha mejorado. Cuando pasen más años y llegue Winds of Winter, habrán dejado atrás la ansiedad y leerán la saga con otros ojos. Más curtidos. Más tranquilos.

Creo que, como yo, habrán experimentado una revelación brutal.

Además de ser el baremo para el resto de la literatura fantástica, Canción de Hielo y Fuego resulta ser una forma de medir paso del tiempo: Vivimos en tiempos de Martin. ¿Qué otra saga ha logrado convocar a tanta gente durante tantos años? ¿Qué otros libros despiertan las incertidumbres y rencores y admiraciones que CdHyF?

Durante los años que nos quedan hasta Winds of Winter, leemos otros libros. Los leeríamos también si no estuvieramos a la espera, sin duda, pero cuando el sexto libro de la saga llegue, los dejaremos de lado. Cualquier otro libro puede esperar. Para muchos lectores, el resto de los libros ocupan el tiempo de relleno entre los de GRRM.

Lloraremos sin duda cuando la saga termine, del modo que sea.  Y lo haremos no sólo por las historias de sus personajes, sino por las que han terminado fuera: las esperas, las disputas, las risas y conversaciones y lecturas conjuntas y teorías y suposiciones y secretos revelados, …

GRRM ha redimido a los libros de género fantástico, de igual forma que Peter Jackson y otros directores de cine lo han hecho para la gran pantalla. Los lectores mainstream de todo el mundo han descubriendo que la fantasía no es sólo cosa de frikis. Los metros del planeta están llenos de sus lectores, jóvenes y adultos que descubren por primera vez a Tyrion, a Sansa, a Davos, a Jon, … No hay otra saga literaria que cubra el mundo con una vorágine tan intensa de emociones.

Y, cerrando el círculo, todo esto ha surgido por esos lectores que, boca a boca, han ido colocando el libro en tantas estanterías que al final ha sido inevitable que Canción de Hielo y Fuego se convierta en el éxito que ha acabado siendo.

Pero, desde luego, todo en realidad viene de un paso más atrás. De un profesional de la literatura con decenas de años de excelente trabajo a sus espaldas, con premios de primer nivel recibidos por libros escritos mucho antes de que surgiera la semilla de Juego de Tronos. Un escritor que ha pasado con éxito por múltiples géneros, desde el horror a la ciencia ficción, desde la fantasía al guión cinematográfico. Un autor que ha mamado el género desde sus comienzos y que siempre ha estado con sus fans.

Ahora es casi imposible acercarse a él. Ahora no tendría por qué seguir asistiendo a convenciones. No lo necesita. Sus libros se venden solos. Pero Martin sigue ahí. Hoy en Avilés. Mañana, en algún otro sitio del mundo. Cansado de viajar y robando tiempo a la saga que le ha dado la fama y que, como todo escritor, querría acabar cuanto antes para entrar con grandísimas letras de oro en la historia de la literatura.

Hoy firmará libros, sin tiempo apenas para hablar con sus admiradores, con sus lectores. Casi mecánicamente. Una tarea poco gratificante. Han pasado los tiempos de anonimato, de menos popularidad, cuando todavía no nos había dado una obra que esperamos y deseamos y leemos con mayor tensión y pulsaciones que cualquier otra.

Pero Martin, como entonces, sigue ahí.

Hace años que no me importa que ganen Lannisters o Starks o Targaryen o los Otros. Que no espero que un  personaje haga lo que yo quiero. Que no sufro con las largas listas de escudos de armas o las descripciones de comidas. He aprendido a saborear intensamente cada minuto del camino, hasta donde Martin quiera llevarme. A esperar, paciente. A mirar con buenos ojos las demoras.

El ciclo comienza de nuevo. Tras publicar el quinto libro de la serie, para el autor se pone en marcha el cronómetro. Para nosotros, en cambio, el tiempo vuelve a detenerse. Nos paramos, a la espera de lleguen los vientos del invierno. Hibernamos, en comunidad.

La saga de Canción de Hielo y Fuego nos ha dado a sus lectores mucho más que nosotros a su escritor.

Echo la vista atrás y veo con claridad que estoy en deuda con él.

Escribir esta entrada es lo mínimo que podía hacer.

Gracias, Martin.


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