May
29
2012

Reseña de El yelmo del horror, de Victor Pelevin



Cualquier libro que comience con una cita de Borges me tiene ganado de antemano: estoy predispuesto a que me guste.

Este es el caso de El yelmo del horror, originalísima reinterpretación del mito de Teseo y el Minotauro contada desde las pantallas de un chat.

 

Comenzado por ARIADNA a las xxx p.m xxx xxx aC GMT

Construiré un laberinto en el que pueda perderme junto a quien trate de encontrarme — ¿quién dijo esto y sobre qué?

Con este enigmático párrafo comienza no solo la novela, sino el hilo de chat al que todos los protagonistas están conectados. Cada uno de ellos ha aparecido en una especie de habitación o celda, sin saber cómo. Un pequeño baño y una puerta de bronce con un símbolo es todo lo que les rodea, aparte del terminal desde el que cada uno escribe.

Mostradamus, Ariadna, IsoldA y el resto de participantes en el hilo narran lo que sucede en sus celdas, explorando los laberintos particulares que se encuentran tras cada puerta sin entender muy bien qué significan. Hay discusiones cruzadas, búsqueda de significados: cada laberinto parece haberse construido a medida de cada participante en aquel misterio, aunque en todos aparecen dos enigmáticos enanos (a los que nunca se les ve el rostro) junto a una figura gigantesca cubierta por un inexplicable yelmo.

Dice Pelevin en la introducción: “Resulta notable que la misma historia pueda ubicarse en distintas categorías por diferentes observadores: lo que para Teseo se plantea como misión o retorno al hogar, para el Minotauro es un brutal sacrificio a Dios.

Del mismo modo, resulta muy difícil encuadrar este libro dentro de un único género: El yelmo del horror escarba la alienación, la confianza, la simbología y la filosofía existencial de los moradores de un laberinto en el que no está claro quién es Teseo y quién el Minotauro, ni si hay un laberinto o ninguno o muchos.

¿Es ciencia ficción? ¿Fantasía moderna? ¿Mitología? ¿Desvarío pedante? ¿Diálogo platónico? Sería incapaz de decantarme por un solo género aunque, como muchos productos modernos, contiene trazas de todos.

No recomiendo este libro a casi nadie. Mejor dicho: para poder recomendarlo con probabilidades de acertar, tengo que conocer a esa persona, saber de sus lecturas. Genial y bromista, brillante y ridícula, compleja y engañosa, El yelmo del horror no es una novela para todos los gustos. Desde luego, sí para el mío.

Pelevin fue seleccionado por The New Yorker como uno de los mejores escritores europeos de menos de 35 años y The Observer lo incluyó dentro de su lista de “21 escritores para el siglo 21”.

La novela está publicada en inglés dentro de la doblemente fabulosa colección The Myths, de Canongate y en español por Salamandra dentro de su colección de Mitos universales.

Pelevin opina que “la única verdadera tradición literaria rusa consiste en escribir buenos libros de una forma que nadie haya intentado antes”. Con El yelmo del horror, él mismo continúa esa tradición.

Nota final: 9


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