Nov
17
2013
-

Buenas costumbres

Con apenas diez años ya devoraba los libros. Era un lector solitario. Por aquel entonces, hace ya bastante más de dos décadas, no había recomendaciones de amigos, lectores o Internet. Lo único que había en aquella época era una biblioteca repleta de libros.

Durante las vacaciones la visitaba a diario, en ocasiones dos veces en el mismo día, cuando la novela que había cogido prestada por la mañana era breve o especialmente interesante. La biblioteca era un mundo de libros al que un pequeño lector como yo tenía acceso libre e ilimitado y en el que obtuve pronto algo que se me negó en casi todas las demás áreas de la vida hasta muchos años después: autonomía.

Allí me formé como lector, crecí con cada nuevo libro y aprendí a respetar mi propia opinión que, por aquel entonces, era la única que conocía. Entre los anaqueles de aquella biblioteca descubrí autores y novelas de los que nada más supe o a los que volví a encontrar pasados los años en listas de clásicos, imprescindibles, best-sellers o libros olvidables. En aquel tiempo sólo eran volúmenes que decidí coger y que no tenían más peso que el de la suma de sus páginas.

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Apr
08
2013
-

Mucho por escalar

Cenaba con un editor. Hablábamos, cómo no, de libros. Sus preferidos, los Grandes, libros con mayúsculas, libros que yo también adoro.

En un momento de la conversación me miró pensativo y dijo: “no entiendo cómo puedes leer ciencia ficción”.

En aquel momento, sonreí. Ahora, le ofrezco una larga respuesta.

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Feb
11
2013
-

Cuatro comienzos en busca de autor

La mayoría de la gente que conozco lee la contraportada antes de comprar un libro.

Yo no lo hago jamás.

Es un pérdida de tiempo: las contraportadas son para los que quieren que el departamento de márketing les convenza. ¿Qué esperan encontrar ahí? Sólo habrá elogios que encumbran ese libro particular como el texto definitivo, la última frontera de la narrativa, una obra incomparable. Incluso la trama resumida será atractiva: dadle Ulises a un experto en copywriting y lo venderá por la trama; es su trabajo, y sabe hacerlo.

Lo que va en la contraportada es un texto de venta: apela al comprador, no al lector, porque es publicidad, no lectura.

Yo abro el libro por la primera página y empiezo a leer. Ese texto sí es producto del trabajo del escritor. Y quiero que su trabajo me lo venda él, quiero que sea él quien me convenza con su voz y sus historias.

Pero una escritora novel afirmaba hace poco que no se podía leer un libro en tres días y que tampoco se podía sacar un juicio sobre el mismo sin haberlo leído entero.

Discrepo en ambos puntos, pero del primero no hablaré aquí; esta entrada es sobre el segundo.

¿Cuánto tiempo es necesario para establecer un juicio firme sobre una obra? ¿Cuántas páginas es necesario leer para decidir si un libro es bueno o malo?

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Dec
26
2012
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Lo mejor y lo peor de 2012

Como es tradicional en este y otros blogs de libros, la última entrada de 2012 viene a recapitular lecturas y eventos acontecidos en el año que se va. He contado con Goodreads para llevar un control aproximado de los libros que he leído (unos 80) y las puntuaciones que le puse a cada uno al terminarlo, que no tienen por qué coincidir con las que les daría ahora. Efectos de la memoria.

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Sep
24
2012
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Penélope y las doce criadas, de Margaret Atwood

Quizá  Borges, en Pierre Menard, autor del Quijote, fue el primero en notar — o anotar — que libro y autor forman una unidad y que, el mismo texto, producido por otra pluma, significa inevitablemente algo distinto.

El siguiente párrafo, en boca de Penélope, la retedestedestejedora eterna, esposa de Ulises, es un ejemplo perfecto de esa simbiosis:

“Pero siempre he sido una mujer decidida. Paciente, decían. Me gusta ver las cosas acabadas.”

Margaret Atwood trabaja en esta novela una técnica que adoro: explora un mito, una historia trillada y repetida, desde un punto de vista nuevo y refrescante.

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