Jun
02
2011

Hakuri Murakami: escritor y atleta



De qué hablo cuando hablo de correr” es un libro extraño. No encaja con facilidad en una sola categoría. Es un ensayo, pero nadie lo definiría como tal. También son unas memorias, aunque no encaja de lleno en esa ubicación.

Creo que es intencional: Murakami escribe lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Y le sale bien.

Portada de la edición de Tusquets

Este curioso y breve volumen cuenta muchas cosas, y ninguna en particular. Habla del autor, de su pasión por las carreras de fondo en general y maratones en especial. Habla de cómo decidió probar suerte con la literatura y cómo se volcó en ella, aparcando otros proyectos y sueños.

Las historias se entremezclan, pasado y presente, carreras y escritura. Un diario de pensamientos sobre los entrenamientos, y su relación con la escritura: fuerza y resistencia física para resistir el impacto emocional de escribir una novela, marcarse objetivos pequeños para ir paso a paso dentro un proyecto a largo plazo, etc.

La forma de escribir me ha parecido amena. Casi casual. Casi sin pensar. Ligera y adictiva. Tras cada corte de lectura, me encontraba a mí mismo tratando de volver al libro, queriendo rescatarlo para seguir leyendo. Aunque no tuviera trama, o quizá por eso, siempre me ha sido fácil reengancharme.

Al final del libro, tras su lectura, no recuerdas más que unas vagas imágenes de algunas carreras y algunas reflexiones. Pero más que datos o hecho concretos, al completar este volumen conoces a su escritor. Con sus defectos y manías, lo conoces. A cada uno le gustará más o menos o parecerán más admirables o estúpidas sus filosofías y opiniones, pero sabrás de qué lado está.

La falta aparente de estructura, o que el hilo narrativo sea tan escaso, es una de las particularidades de este librito. No lo calificaría como un defecto, porque es intencional, pero el lector siente que Murakami podría haber profundizado mucho más o menos, podría haber alargado el texto o acortarlo, y el total del libro no se hubiera resentido. No hay partes ni episodios imprescindibles.

Tengo pendiente la lectura de un segundo libro de Murakami, con la que pretendo tener una idea más clara de su obra. Pese a todo, me atrevo a decir que éste no es un buen libro para entrar a conocerlo. Lo que destila su escritura (sinceridad, sin artificios) seguramente sea una constante, pero la “temática” es árida para cualquier que no comparta las dos pasiones que conviven en este libro.

Si no eres un escritor potencial al que le interesan las carreras de fondo, o si no eres un entusiasta de Murakami, posiblemente este libro te deje frío. Avisado quedas.

Lo mejor:

  • Su estilo sencillo, sin artificios. Directo (“casi zen”).
  • La pasión que transmite en cada acto, hasta el más insignificante (espíritu japonés).

Lo peor:

  • Temática bastante inaccesible si no te apasionan los dos temas que se entremezclan en el libro.
  • Casi sin estructura.  Nada se hace imprescindible en el libro.

Nota final: 7


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