Sep
22
2011

Reseña de From Hell, de Alan Moore



Algunos autores te llevan de su mano, te enseñan su obra como si fuera su casa, y te acompañan mientras paseas, dándote la información necesaria en cada momento. Te dan la papilla despacio, para que no te atragantes y mastiques apropiadamente.

Otros van un par de pasos por delante tuyo, iluminando sutilmente el pavimento, guiando, pero dejándote que andes el camino como si lo descubrieras tú.

Un tercer grupo de autores aparentemente te ignoran. Te lanzan en medio de la narración, sin guías ni manuales, sin una brújula.  Queda en tus manos orientarte y hacer un acto supremo de fe, confiando en que entenderás lo que se cuenta y que todo se resolverá satisfactoriamente. Faulker viene de inmediato a la mente.

Alan Moore, también.

From Hell es considerada de manera casi unánime su obra maestra. No faltan argumentos para ello.

From Hell narra los asesinatos de Jack el destripador. Podría parecer una historia trillada, pero Moore busca un enfoque muy diferente (como en todo lo que hace) y en dieciséis capítulos renueva el mito del asesino más famoso de Londres con una narración compleja, rica en detalles de trasfondo orquestados de manera magistral.

Portada de From Hell, colección Trazado de Planeta DeAgostini

 

Esta novela gráfica se divide en dos partes diferenciadas (al menos en la edición que manejo): la historia en sí, y los apéndices con las notas del escritor. Me parece un acierto, pues las notas del apéndice ocupan unas 85 páginas de texto en las que se documentan las fuentes de algunas escenas, se explica su significado en otras, etc. La investigación de Moore tuvo que ser compleja, pero las mayoría de las notas no dan valor directo a la historia, por lo que sugiero leerlas cuando aparecen, es decir, una vez terminada la lectura de From Hell.

La excepcional inteligencia del autor de Watchmen se disfruta continuamente, en todo su esplendor. Hay capítulos que están sin duda entre lo mejor que he leído jamas. (Para los curiosos, son el capítulo segundo y el décimo.) Otros son sencillamente increíbles. No hay página que no albergue un tesoro, una frase, pensamiento o imagen memorable. Pocas obras pueden presumir de este don.

El dibujo, por su parte, también merece una mención especial.

Eddie Campbell era, para mí, un dibujante desconocido. Y también uno de los motivos por los que había demorado la lectura de este libro. Las viñetas están realizadas con trazos en blanco y negro, y en algunas zonas apenas se distingue lo que está representado. No se trata de un dibujo claro y preciso, sino de rayas que definen en algunas partes y desfiguran en otras. Instintivamente, sentí rechazo a este estilo.

Una de las páginas del prólogo de From Hell

Pasadas las reticencias iniciales y entrado de lleno en la narración, se entiende que el estilo de dibujo utilizado no sólo es el más apropiado para esta historia, sino que es un portento en sí mismo. En esta obra, más que en cualquier otro cómic que haya leído, dibujante y escritor se complementan a la perfección para crear algo mucho mayor de lo que cualquiera de ellos hubiera podido lograr sin el otro. From Hell no es entendible sin el universo mental de Moore, pero tampoco sin el trazo inquietante y nervioso de Campbell.

Alan Moore nunca me ha decepcionado. No es un autor inmediatamente accesible, pero la recompensa es grande siempre que se realice el esfuerzo para seguirlo. Como decía en la introducción, Moore no espera a los lectores: en From Hell abre vetas en las rocas y deja que fluyan líquidos de ellas, pero depende del lector seguir los caños casi a ciegas, cada uno con un rumbo caótico en apariencia, y llegar junto a Moore a la soberbia desembocadura en la que se conectan todos los afluentes que nutren y engrandecen esta historia perfecta.

Una última advertencia que a algunos puede parecer ridícula pero que no me gustaría dejar de hacer: se trata de la historia de un asesino despiadado. Por más que sea un cómic, las manos maestras de escritor y dibujante consiguen transmitir con crudeza y tensión los actos criminales del destripador. Puede, por tanto, no ser una lectura recomendada para todos los públicos.

Lo mejor:

  • Algunos capítulos se cuentan entre las mejores páginas que se pueden encontrar en cualquier libro.
  • Dibujo y narración engarzan a la perfección y sobrepasan las capacidades individuales de los autores.

Lo peor:

  • En algunos capítulos, el texto es tan extenso que apenas cabe en los bocadillos, y cuesta leerlo.
  • No hay muchos libros como éste.

Nota: 10

 


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