Reseña de Indecentes, de Ernesto Ekaizer
No hay día en que no se hable de la dichosa crisis en todos los medios de comunicación: telediarios, periódicos, radios… No hay día en que se deje de opinar acerca de ella en el trabajo, con los amigos, en el ámbito particular de la familia…
Todos manejamos teorías, rumores, chismorreos; desinformación variada que cada día se amplifica sin que la mayoría mueva un dedo para entender el origen, alcance y efectos reales del berenjenal en el que andamos.
Nos vale con lo que queremos creer por anticipado. No necesitamos datos, sólo argumentos.
Para los que no siguen ese patrón, Espasa presenta Indecentes, de Ernesto Ekaizer, una crónica de la gestación de la crisis.
Crónica es la palabra exacta: no es un ensayo, ni un tratado, sino una narración verdaderamente ágil, con un ritmo más propio de un thriller que de un trabajo de periodismo.
La profusión de nombres y cargos que aparecen en este libro es abrumadora, y pondrá a prueba a quienes creen tener fotos claras de los que han provocado cada error (o cada acierto, según quién hable) en el camino hasta el desastre. Por fortuna, Ekaizer logra aliviar mucha de la complejidad de estas imágenes repitiendo en los casos necesarios la correspondencia entre persona y cargo, haciendo que Indecentes sea un libro sencillo y fácil de seguir en casi todo momento.
Otro de los puntos positivos es la aproximación ligera a lo puramente económico. Es cierto que quien busque en Indecentes un tratamiento profundo y riguroso del tema quedará decepcionado, pero no es menos cierto que la mayoría de los lectores no tiene la formación suficiente para manejar con soltura no ya términos y conceptos económicos avanzados, sino sus implicaciones o las relaciones entre ellos. Ekaizer no evita hablar de conceptos económicos (¡faltaría!), pero no son el asunto central del libro y, cuando aparecen, no se enmarañan en jerga difícil de seguir.
Ekaizer rastrea en las conversaciones más privadas la documentación que presenta. Como ante las buenas biografías, el lector sufre ataques de incredulidad: hay diálogos que no deberían haber visto la luz, documentos de los que no se debería hablar, situaciones reconstruidas, puzzles resueltos. Un trabajo serio de investigación, en definitiva.
Hay cierto apresuramiento cuando la crónica se acerca a los primeros meses de 2012, y el epílogo registra de forma terriblemente apresurada el recorte presupuestario de Rajoy a 30 de marzo de 2012. El factor oportunidad es importante en los libros de actualidad y comprendo que al hablar del presente se corre el riesgo de seguir añadiendo capítulos continuamente: en algún momento hay que poner el punto final. Indecentes, no obstante, se beneficiaría de una reescritura pausada de los últimos capítulos y (por pedir) una ampliación con las nuevas perspectivas sobre la crisis surgidas en los últimos meses.
Tras la lectura de Indecentes, no quedan muchos títeres con cabeza. Por desgracia, creo que este desolador panorama se corresponde fielmente con la realidad: dejando los fanatismos a un lado, ¿de verdad alguien cree que hay un único responsable de esta — como Ekaizer la denomina — estafa?
El libro va por la quinta edición. Quizá sea lo único positivo que he visto en la crisis: parece que no todo el mundo quiere permanecer a ciegas.
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