Jan
30
2011

V de Vendetta, de Alan Moore



El documental más polémico de 2010 ha sido posiblemente “El juego de la muerte“.

La televisión francesa decidió realizar un experimento para comprobar el poder de la televisión y la autoridad sobre las personas. Ciudadanos comunes se prestaban voluntarios para participar en lo que creían que era un concurso.

Dos participantes en cada prueba: uno real, el voluntario. Otro ficticio, parte del grupo que organizaba el experimento.

Cada vez que el concursante ficticio fallaba una pregunta, el voluntario, la persona corriente seleccionada para el experimento, debía aplicarle una descarga eléctrica. Desde una sala cerrada, cuyo interior el voluntario no ve, el concursante ficticio simulaba dolor y gritaba ante la descarga eléctrica. El voluntario escuchaba perfectamente las súplicas para que parara. Según avanzaba el concurso, las descargas “aplicadas” eran cada vez mayores, y los alaridos de sufrimiento aumentaban.

De los 80 voluntarios seleccionados, sólo abandonaron 16; el resto aplicó las descargas a otro ser humano hasta el final porque lo pedía la presentadora del concurso. De entre los que continuaron, había un nieto de judios perseguidos durante el Holocausto. Otra concursante confesó: “Desde que era niña me he preguntado por qué los nazis lo hicieron. Y ahora estoy yo haciendo lo mismo“.

Lo que pocos (si alguno) ha dicho es que ese atroz experimento, casi palabra por palabra, con la misma escalofriante conclusión y exactamente el mismo porcentaje de abandonos, fue descrito en tan sólo 4 viñetas de este libro, más de 20 años antes de la elaboración del polémico documental.

Confío en que este ejemplo haga ver a algunos lo lejos que están los cómics de ser material infantil.

V de Vendetta” es una novela gráfica para adultos, para “las personas que no quitan las noticias”, según palabras de David Lloyd, dibujante de la obra. Comparada por algunos con el 1984 de Orwell, narra un escenario postnuclear en el que Inglaterra se encuentra bajo un régimen fascista.  El protagonista, que no tiene nombre y al que se conoce como “V“, orquesta bajo su máscara la vendetta para derrocar al sistema.

Portada de "V de Vendetta", de Alan Moore

V” no es un héroe ortodoxo. No tiene piedad, no tiene escrúpulos, no es compasivo. Nadie se puede interponer en su camino, sin importar las consecuencias. Sin embargo, la magia de Alan Moore hace que sea lo admiremos e identifiquemos con él.

Sobre todo, “V” nos hace abrir los ojos,  nos hace preguntas que quizá no queramos plantearnos desde nuestro cómodo sillón. El mundo es gélido más allá de los cobertores con los que nos cubrimos: Moore no duda en quitarlos y dejarnos desnudos ante escenarios helados. Y como le ocurre en una escena de la obra a Evey, protegida de “V“, allí  estamos sólo nosotros para responder con sinceridad.

El dibujo y color son excepcionales, no por su calidad técnica (para la que no tengo criterios de evaluación), sino por su ajuste perfecto al tono de la obra: brumosos y terriblemente ingleses, transmiten instintivamente  la sensación opresiva y de inestabilidad que ha de empapar las vidas de los que viven sin libertades.

Como con todas las traducciones, siempre se pierde algo. Con las obras que hablan desde dentro de una cultura (en este caso, la inglesa), se pierde todavía más. Poco lectores no ingleses sabrán quién fue Guy Fawnes (el personaje del que se disfraza “V“), o qué es y qué representa el Old Bailey, por ejemplo. Es inevitable. Por eso es de agradecer que el traductor haya logrado mantener una característica de la obra original: cada episodio tiene un título que empieza por la letra “V”, un recurrente durante toda la novela.

Si has tenido la gran fortuna de no ver la película todavía, estás de enhorabuena. No investigues más sobre si merece o no la pena leer esta obra maestra: puedes tropezar con spoilers, y no todos los días vas a encontrar un diamante literario que no hayas leído. Compra o busca en la biblioteca este libro, o pidéselo a un amigo y, si puedes, reserva 4 ó 5 horas ininterrumpidas para leerlo. No puedo garantizar que te guste (cada uno disfruta con cosas distintas), pero puedo asegurarte que saldrás tocado de su lectura.

A eso se dedica la mejor literatura.

Lo mejor:

  • La trama, cómo todo se interconecta y culmina en un final plenamente satisfactorio.
  • El vértigo de tener entre manos una joya irrepetible.

Lo peor:

  • La envidia que tendrás de todos los que aún no lo han leído y van a descubrirlo por primera vez.

Nota final: 9/10


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