Jun
16
2012

Bloomsday



El Bloomsday (día de Bloom) es la celebración mundial de Ulises, la obra inmortal de James Joyce. Considerada merecidamente como una de las cumbres de la literatura mundial, es también temida como la segunda novela más difícil de leer de la historia, tras Finnegans Wake (también de Joyce). Ulises narra el transcurso de un único día en la vida de sus personajes: el 16 de junio de 1904.

Portada de la primera edición de Ulysses

Nacido en Dublín el 2 de febrero de 1882, James Joyce escribió, además de ensayos, teatro y poesía, cuatro obras por las que se le recuerda:

En orden cronológico, la primera de ellas es Dublineses, una colección de relatos breves. La segunda, Retrato del artista adolescente, es una fabulosa novela protagonizada por Stephen Dedalus, alter ego juvenil de Joyce (que repetirá papel protagonista en Ulises). La cuarta es Finnegans Wake, polémica novela de la que no hay acuerdo sobre su grandeza o ridiculez y que explora los límites del lenguaje y la narrativa más allá de lo que nadie ha intentado jamás.

Y la tercera. Oh, la tercera. La tercera es Ulises. Posiblemente la obra icónica del siglo XX, de complejidad mitológica, es más que una novela prodigiosa: es el mayor premio que un lector puede recibir, el regalo de toda la literatura, todas las lenguas, toda la belleza y miseria del alma humana, la magnificencia e insignificancia de la existencia condensada en un único día de la vida de Stephen Dedalus, Leopold Bloom y su esposa, Molly Bloom: el universo en una cáscara de nuez.

No voy a analizar Ulises técnicamente — no podría; no sabría –. Shakespeare utilizó en torno a 29.000 palabras diferentes en sus obras. Ulises contiene 30.000, muchas de ellas de nuevo cuño. Contiene infinidad de registros y técnicas, procedimientos verbales inéditos. No conozco ninguna obra de mayor potencia y, tras leer Ulises, dudo que pueda haberla: su contenido parece inabarcable para un solo hombre: Borges decía de ella que parecía la labor de muchas generaciones.

Ulises no es una novela memorable. Más bien todo lo contrario: es fundamental olvidarla para poder seguir leyendo, para no invalidar el resto de libros que se han leído antes y que se leerán después. Sublime. Suprema. Y, sorprendentemente, muy divertida.

Pero Ulises no es un libro para todos. Es el Everest de la literatura: hay que haber subido muchos picos antes de atacarlo. Miles de libros leídos, de todos los géneros, de todas las condiciones, de todas las calidades. Alta literatura, literatura basura, teatro, poesía, historia, ciencia, … No sobra bagaje para encarar Ulises.

Ulises es duro: incomprensible ocasionalmente, abrumador con frecuencia. Pero bellísimo siempre. Para que Ulises te rompa el corazón, es necesario que estés enamorado de la literatura. Hasta las entrañas. Porque Ulises es palabra cincelada en mármol inmortal. No sobra una coma, no falta un punto. Ocho años tardó Joyce en su elaboración. Es famosa la anécdota en la que un amigo le preguntó si había tenido un buen día de trabajo. Joyce replicó: “Sí. He escrito tres frases”.

No es posible transmitir de manera vicaria lo que Ulises encierra: hay que sucumbir a sus páginas, a la narración directa del Bloomsday.

Si hoy tienes la fortuna estar en Dublín, podrás hacer alguno de los recorridos de la novela por la ciudad que inmortalizó Joyce. Si no, siempre le podrás rendir homenaje, como haré yo, leyendo o recitando alguno de sus capítulos y  brindando a su salud con una buena pinta de Guinness.

¡Feliz Bloomsday!

 


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