Para los escritores, la parte más dura de todo su trabajo es ordenar y plasmar con precisión y belleza los pensamientos en papel (u ordenador); pero, una vez finalizada esta labor, una vez se ha dado por completada la tarea que asociamos con ser escritor, empieza el siguiente reto: vender la novela. O, en este caso, que alguien la lea.
Recibo muchos correos de jóvenes (y no tan jóvenes) escritores primerizos que quieren que reseñe sus novelas en el blog.
Voy a utilizar la correspondencia que intercambié con uno de esos autores para ejemplificar lo que hay que hacer y lo que no a la hora de comunicarse con el resto de personas que forman parte de la vida de tus novelas (lectores, editores, traductores, etc.).
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