Feb
25
2013

El sueño del otro



Conocí el trabajo de Juan Jacinto Muñoz Rengel por su colaboración en Steampunk: antología retrofuturista, editada por Félix J. Palma. Su cuento, London Gardens, fue uno de los que destaqué en la reseña y me dejó con ganas de más.

Tras El asesino hipocondriaco — novela de éxito que se ha publicado en al menos una decena de países —, Rengel nos presenta El sueño del otro, un interesante trabajo en la que las personalidades de un pusilánime profesor de instituto y de un audaz director de informativos se entremezclan y confunden, tambaleando el sustento de realidad y ficción para ambos.

Mi valoración de la novela, curioso, también es ambivalente.

La nueva novela de Muñoz Rengel

No es necesario avanzar demasiado en el libro para constatar que Rengel maneja con destreza los conceptos filosóficos recurrentes en El sueño del otro: percepción, realidad más allá de los sentidos, unicidad o repetición, voluntad y representación, etc.

Esto es a la vez defecto y virtud: si bien la exposición de ideas se hace con fluidez y sin pompa, lo que no resulta sencillo, Rengel deja de aportar profundidad propia o matices originales que echará en falta quien esté también familiarizado con estas propuestas. Afirmo que no es incapacidad del autor (es doctor en Filosofía) sino una decisión consciente para hacer más accesible la novela. Es más que probable que sea un acierto, aunque para mí le ha faltado un punto de osadía que hubiera enriquecido la obra.

El tema del otro y la irrealidad de lo real es un clásico dentro de la literatura: Jekyll y Hyde, Dorian Gray, cuentos de Borges como El otro, Las ruinas circulares, Los teólogos, etc. Dado el bagaje intelectual de Rengel, es relativamente natural que aborde una novela dentro de este transitado sendero literario, aunque corre el riesgo de que los antecedentes acaben pesando demasiado. Quizá éste ha sido el caso, pues al menos uno de los mencionados cuentos de Borges contiene toda la esencia destilada de la novela. No es una crítica (¿quién puede escribir mejor algo sobre lo que haya escrito Borges?) y desde luego ni la trama ni el desarrollo tienen conexión con el susodicho relato, pero de nuevo ha faltado aquí una chispa de ambición y originalidad que hubiera hecho escalar la valoración de El sueño del otro de buena a excelente.

La sólida arquitectura interna es uno de los puntos más positivos del libro. Las historias principales avanzan en pasos equivalentes (no simétricos) y se intercalan con acierto sin estorbarse, sumando la una a la otra. En el contrapeso de la balanza, presumo que algunas escenas podrían haberse suprimido pues, sin adelantar lo suficiente sus propias líneas argumentales, reiteran puntos que ya han quedado claros.

El sueño del otro, siendo una sugestiva, fresca y entretenida novela de un joven y prometedor autor cuyos libros seguiré leyendo, peca de una — y sólo una — de estas dos faltas: o bien el texto original era breve y por los angostos parámetros editoriales ha sido necesario ampliarlo, o bien al autor le ha faltado un golpe de coraje para jugar un auténtico “tour de force” con las cartas que ha puesto sobre la mesa.


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