Reseña de Deathless, de Catherynne M. Valente
No hay nada más difícil de escribir que la buena poesía: controlar los rigores de ritmo y metro, encontrar o inventar la palabra certera para completar una estrofa, describir la belleza o el horror en un minúsculo número de palabras…
Pero cuando la pluma que ha transitado las sendas de la poesía se adentra en formatos de mayor extensión, menos exigentes, como cuento, ensayo o novela, los resultados pueden ser majestuosos. Recordemos toda la obra no poética de Borges, o la rabiosamente veloz El arco y la lira, de Octavio Paz, como ejemplos inmediatos de lo que un gran poeta es capaz de hacer fuera de su territorio.
Valente escribe poesía; es imposible no percibirlo en toda su prosa, en cada una de las delicadas frases de esta novela.