La mayoría de la gente que conozco lee la contraportada antes de comprar un libro.
Yo no lo hago jamás.
Es un pérdida de tiempo: las contraportadas son para los que quieren que el departamento de márketing les convenza. ¿Qué esperan encontrar ahí? Sólo habrá elogios que encumbran ese libro particular como el texto definitivo, la última frontera de la narrativa, una obra incomparable. Incluso la trama resumida será atractiva: dadle Ulises a un experto en copywriting y lo venderá por la trama; es su trabajo, y sabe hacerlo.
Lo que va en la contraportada es un texto de venta: apela al comprador, no al lector, porque es publicidad, no lectura.
Yo abro el libro por la primera página y empiezo a leer. Ese texto sí es producto del trabajo del escritor. Y quiero que su trabajo me lo venda él, quiero que sea él quien me convenza con su voz y sus historias.
Pero una escritora novel afirmaba hace poco que no se podía leer un libro en tres días y que tampoco se podía sacar un juicio sobre el mismo sin haberlo leído entero.
Discrepo en ambos puntos, pero del primero no hablaré aquí; esta entrada es sobre el segundo.
¿Cuánto tiempo es necesario para establecer un juicio firme sobre una obra? ¿Cuántas páginas es necesario leer para decidir si un libro es bueno o malo?
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